La exreina de Santa Cruz y presentadora de noticias en Unitel Natalí Justiniano no para de mostrar lo multifacética que es. ¿Quiere ver una pruebita? El fútbol se ha convertido en su nuevo objetivo. La razón: los exalumnos de su colegio La Salle decidieron crear la categoría damas, con la finalidad de incentivar este deporte entre las mujeres. Como solo pudieron conseguir cinco equipos, todas se pusieron a entrenar.
Con su horario ajustado, Natalí no podía entrenarse junto con sus compañeras entre semana, así que se puso las pilas y consiguió un entrenador personal para que la prepare tres días a la semana durante dos horas. Los sábados ya lo hacía con su equipo. A pesar de tanto entrenamiento, quedaron en segundo lugar y el primero fue para el equipo de la promoción 2011.
Pasión por el balompié. La también exmagnífica confiesa que le gusta mucho el fútbol, a pesar de que no entiende completamente del tema, le gusta ver los partidos con su esposo, además de que es fanática de su papá, el exjugador Luis Alberto Justiniano, y asegura que corrió a contarle cuando fue a comprarse su par de chuteras. También recibió el apoyo de su esposo, Roberto Justiniano, que la acompañó de compras y que la aconsejó como su director técnico. Lo que más le gustó de esta experiencia es que sirvió para acercarse más a los dos hombres de su vida y vivir en carne propia la pasión que ellos sienten.
Con su horario ajustado, Natalí no podía entrenarse junto con sus compañeras entre semana, así que se puso las pilas y consiguió un entrenador personal para que la prepare tres días a la semana durante dos horas. Los sábados ya lo hacía con su equipo. A pesar de tanto entrenamiento, quedaron en segundo lugar y el primero fue para el equipo de la promoción 2011.
Pasión por el balompié. La también exmagnífica confiesa que le gusta mucho el fútbol, a pesar de que no entiende completamente del tema, le gusta ver los partidos con su esposo, además de que es fanática de su papá, el exjugador Luis Alberto Justiniano, y asegura que corrió a contarle cuando fue a comprarse su par de chuteras. También recibió el apoyo de su esposo, Roberto Justiniano, que la acompañó de compras y que la aconsejó como su director técnico. Lo que más le gustó de esta experiencia es que sirvió para acercarse más a los dos hombres de su vida y vivir en carne propia la pasión que ellos sienten.
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