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Gisely Ayub: ‘El desnudo es secundario, el mensaje está primero’



He estado trabajando duro para algunos estrenos en este mes, tal el caso de La santa cruz de Sade, de Diego Aramburo, obra basada en la Filosofía de la alcoba del Márquez de Sade, en la que hice mi primer desnudo. Estuve en Norte estrecho, elegida entre más de 100 filmes en el Festival Iberoamericano de Guadalajara, Perspectiva y El bello indiferente, un verdadero desafío actoral porque sostengo sola la mayor parte de la obra.

¿Por qué decidiste salir desnuda? ¿Se abrió una puerta para ello?

Que en esta oportunidad haya decidido hacer un desnudo no significa que vendrán otros más adelante. Las personas suelen tergiversar algunas acciones y creen que porque alguna vez modelé lencería, es más fácil iniciar esta nueva etapa. Lo que no saben es que cada cosa que uno hace, lo hace por alguna razón.

¿Cómo te sientes cuando entras en escena?

Me siento viva, presente. No existe nada más en ese momento que la realidad que represento.

Nunca antes habías hecho un desnudo, ¿cómo es que ahora te animaste a hacerlo?

La santa cruz de Sade ha representado un reto actoral por ser una obra transgresora donde se reflejan prejuicios y realidades de nuestra sociedad. Es un reto porque desnuda aquellos aspectos que no son positivos y como artista uno los transmite presentando al espectador una realidad que, a veces, es obviada por decisión propia.

¿Crees que este papel es un reto para tu carrera?

Sí, porque es mi primer desnudo. Como persona tuve que superar pudores y prejuicios que, sin querer, sentimos como propios, pero que en realidad fueron transmitidos por la educación que tuvimos. Fueron semanas de discusiones internas hasta llegar a la conclusión de que ‘no hay libertad más grande que la interior’ y como artista, creo que no debemos tener limitantes sociales, debemos ser quienes somos fielmente y tenemos que seguir la pasión por nuestro trabajo. El desnudo entonces llega a ser secundario, no así la transmisión del mensaje de presencia, que es semiótica y no mimética.

¿Además de dedicarte al teatro, el cine y la Tv, eres psicóloga. Esto te ayuda a ver la vida con más amplitud?

Sí, y aunque no me desempeñe como psicóloga, aprendí mucho de mi carrera y veo la vida con otros ojos. ¿Si tendrías que elegir quedarte con el teatro, el cine, el modelaje, la Tv o ejercer como psicóloga qué harías?

Me niego a escoger (ríe...). ¿Por qué limitarse si uno puede hacer las cuatro cosas a la vez? Si bien soy psicóloga y no ejerzo la carrera con terceras personas, lo hago en mi vida diaria.

¿Cuáles son tus anhelos como actriz?

Van dirigidos a generar reacciones y emociones. Ya sean de agrado o de incomodidad, deseo poder llegar a transmitir correctamente lo que represento en cada trabajo y eso se observa cuando el espectador sale afectado de algún modo. Entonces siento que hubo comunicación.

¿Cuándo te iniciaste como actriz y conductora de televisión?

Como actriz en 2015 con el primer sitcom de Bolivia Tres son multitud, de Jorge Sierra, y en teatro tuve la suerte de debutar bajo la dirección de Diego Aramburo con la obra Transparente, en 2009. En la televisión hice un casting y me quedé en ATB desde hace cinco años.

Apariciones

Ha participado en el largometraje La bellas durmientes (Marcos Loayza), Norte estrecho (Omar Villarroel), El juego de la silla (Jorge Sierra), La herencia (Christian Calvo) y cortometrajes como Tavados (Tomás Bascopé).


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